sábado, 26 de septiembre de 2009

¿Quién es mejor creador/a?



Tengo una amiga que últimamente llevaba tiempo pensando en algo que para ella es como si fuese ella misma, algo que pertenece a su esencia, a su forma de ver la vida... a su forma de expresar la vida.


Ella escribe poemas desde hace tiempo, no de manera profesional, pero sí lleva años escribiendo, y ya ha publicado algo, ha participado en recitales, conoce gente que escribe como ella...

Y últimamente decía que las cosas estaban cambiando en ella en este sentido. Y parece algo desconcertada. Porque le apetecía el cambio pero no sabía cómo llevarlo a cabo y cuáles iban a ser los resultados.


El caso es que ella siempre ha escrito de vivencias propias que le han tocado de cerca: experiencias personales normalmente complejas, tristezas y bastantes angustias, la verdad. Era lo que le tocaba experimentar: vacío de algo/alguien o ella se sentía incompleta de alguna manera. Ese vacío era el objeto de su inspiración. Escribía versos desgarradores en los que temía mirarse al espejo esperando encontrarse a alguien a quien habían dejado de querer por los motivos más absurdos y a veces hasta inexistentes. La verdad es que no era un motivo especialmente novedoso, como si la soledad o las ganas de que alguien te quiera no sean universales.


Se despertaba en medio de la noche con un verso que tenía la necesidad de vomitar, generaba enormes dolores de estómago que estallaban en lágrimas cada vez que escribía; se recreaba en un escenario que no hacía más que dotar de imágenes bellas su poesía. Vivía en un halo de malditismo que marcaba aún más profundamente sus ojeras y alargaba aún más su misterio.
Y un día mi amiga se enamoró perdidamente, y además era totalmente correspondida. Y no sólo eso, sino que abrió sus ojos y se dio cuenta de que tenía muchas cosas bonitas a su alrededor, que realmente tenía la existencia que ella se había esforzado por alcanzar: trabajaba ayudando a gente -que era lo que le gustaba-tenía amigos/as maravillosos y vivía en su barrio favorito.


y el estómago dejó de doler tantoy empezó a verlo todo de forma más práctica

y empezó a dormir del tirón por la noche sin que nada le perturbase el sueño con necesidad de escribirlo


y se asustó: ¿dónde estaba su creación poética desgarradora, instantánea ...?


ahora escribía de felicidad, de seguridad en sí misma... si, también de alguna pena, pero no suya propia, si no de los que la rodeaban, que hacía suya, poniéndole voz.

¿eso significa ser "menos" creador"?¿quien deja de escribir de manera tan instantánea, quien hasta corrige sus poemas un mes después, quien se marca unas pautas y un horario para no perder costumbre...?

pero ella se dio cuenta de que no; de hecho, aquella felicidad enorme - a la que por supuesto no estaba dispuesta a renunciar bajo ningún concepto, porque ahora era también parte indispensable de su vida- suponía un reto para reinventarse a sí misma, para explorar facetas creativas que nunca se había permitido. Y está satisfecha del resultado: es feliz, ha conseguido dejar atrás una especie de malditismo destructivo que ahora hasta le parece aburrido y pasado de moda, y además cree que ha madurado como escritora: es capaz de contar más allá de la necesidad de calmar su propio sufrimiento, como un placebo irracional.

¿y tú, qué piensas?


¿es mejor creador quien sólo crea en catarsis vital, en momentos de sufrimiento, como una especie de desborde ...?
¿o es mejor creador quien puede mirar más allá y saber expresar mil emociones posibles de sí mismo y de los demás ? (tristeza, alegría, confusión, emoción)
¿es el resultado de estos dos momentos distintos igual de válido...? ¿las obras que resultan son así mismo igual de creíbles...?



Lucinda


1 comentario:

  1. Creas por que vives o vives por que creas, hayx Lucinda unas birras?

    He visto tu foto de perfil y estás buenísima!

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